martes, 17 de noviembre de 2009

IMPLICACIONES

El aprovechamiento de la energía eólica por medio de la utilización de aerogeneradores se ha popularizado rápidamente al ser considerados una fuente limpia de energía renovable, ya que no requieren, para la producción de energía, una combustión que produzca residuos contaminantes y/o gases implicados en el efecto invernadero. Sin embargo, su localización —frecuentemente lugares apartados de elevado valor ecológico, como las cumbres montañosas, que por no encontrarse habitadas conservan su riqueza paisajística y faunística— puede provocar efectos perniciosos, como el impacto visual en la línea del horizonte, el intenso ruido generado por las palas, etcétera, además de los causados por las infraestructuras que es necesario construir para el transporte de la energía eléctrica hasta los puntos de consumo. Otro problema que planteaban es la muerte de aves de paso al chocar contra las aspas, aunque debido a la velocidad de giro actual de éstas, ha dejado de ser un problema mayor.

Esta contaminación siempre será menor que la nuclear o la combustión sólida y con menos coste inicial para los ciudadanos. En cuanto a las medidas de seguridad e higiene, los gastos no son tan ingentes como los de otras energías, renovables o no. Por otro lado, su disponibilidad no es constante, pues no siempre existe esa energía eólica necesaria para mover esas aspas (algunas de más de 50 metros de longitud). Se trata de encontrar un punto de equilibrio entre la contaminación y la seguridad de la fuente de energía.

Asimismo, la utilización de energía eólica no genera alteraciones significativas al paisaje; tal cual lo hacen, por ejemplo, las plantas nucleares o los embalses para el aprovechamiento de energía hidraúlica. Por otro lado, la presencia de aerogeneradores es ignorada por las vacas, así como por los demás mamíferos empleados como ganado, permitiendo llevar a cabo la actividad minera, forestal, pecuaria y agricultural sin perjuicio de la producción de energía eléctrica; como sí lo hacen los paneles empleados para aprovechar la radiación solar, o las aguas que han de ser represadas para el uso de energía hidráulica.

En cuanto a la afectación sociológica que acarrea el uso de la energía eólica, tiene un impacto beneficioso en cuanto contribuye al suplimiento de las necesidades básicas de la población en cuanto a servicios públicos se refiere, aunque no sólo se puede usar la energía eólica en la producción de energía eléctrica, sino también como soporte a las técnicas de producción agropecuaria, estimulando de esa manera la generación de nuevos bienes, e incluso servicios, en favor de las microeconomías regionales; tales como el uso de molinos para moler cereales durante la producción de harina, o el uso de extractores de aguas subterráneas para consumo humano o para facilitar el crecimiento de
cultivos.


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